“Sólo combato a mis enemigos”. Vecertorix líder galo al renunciar al combate con otra tribu gala.
La guerra no pertenece a la escala de lo humano, sino que está más allá del hombre y de su circunstancia.
Morir a causa del fuego amigo. ¡Que dislate! ¡Que ignominia¡
La paz puede ser capitulación frente a la injusticia o por miedo al conflicto. No podemos perder el alma por las apariencias.
La hipertrofia de la seguridad lleva a la militarización, al estado policial y a las justificaciones por limitar o abolir los derechos humanos básicos.
Los “salvadores” del mundo, los investidos por el sagrado afán de salvar al prójimo terminan en hampones, delincuentes que justifican su lucha tras la máscara política para ocultar la vileza horrible de sus crímenes.
En la llamada guerra contra el terrorismo, contra el infiel, contra el materialismo comunista, etc. es terrorismo puro que algunos pretenden vestir con los ropajes de la legitimidad no ganan nunca. La verdadera guerra contra el terror se combate con las ideas, con la justicia, con la igualdad de los derechos y con la aplicación universal de los derechos humanos. Pueden matar a Bin Laden, ese es el poder de las armas, pero no pueden matar las ideas de los árabes sobre su credo y su reivindicación de justicia histórica.
El mundo es rehén de 50.000 judíos radicales (el Likud con 190.000 militantes se opone a la retirada de los territorios ocupados donde residen 7.500 colonos).
Para lograr la implantación de una cultura se requiere crear una especie de efecto gravedad en la conciencia de las gentes. Los teóricos primero empiezan y después terminan; los empíricos primero terminan y luego empiezan.
En la segunda guerra mundial todas las naciones europeas perdieron y dos fueron derrotadas
¿Por qué nuestros hijos sí y los vuestros no? Padre palestino a un conferenciante francés.
La guerra no derrota al terrorismo: lo fomenta.