Podemos considerar que nuestra actuación respecto al consumo es una inquietud que se ha instalado en la sociedad por aquello de que estamos generalmente aceptando que nuestro funcionamiento global en todas las vertientes, está afectando a nuestro modelo de vida: no podemos continuar así, el planeta no lo soporta y se está “enfadando”.
A partir de este planteamiento global, surgen recetas de comportamiento personal: reciclaje, consumo responsable, de cercanía, lo necesario, no despilfarrar… etc.
Pero D. José María, en sus reflexiones sobre consumo, incorpora una vertiente en el modo de actuar que actualmente no se contempla: la solidaridad.
Precisamos de la revolución basada en el trabajo y no en los mitos; hemos de conseguir la unión, apoyada en la verdad y nunca en la mentira, la hipocresía y el error. A las corrientes de “la sociedad de consumo que consume” que pudiera drogarnos con un simple bienestar material y en cuyo tablero el hombre se cotiza como cosa y no como persona, responde el movimiento cooperativo, entre nosotros, convocándonos y ayudándonos a participar y actuar como personas. Y como tales, poniendo en juego nuestra iniciativa y responsabilidad, nuestra capacidad creativa a partir de la primera célula u organismo creativo y laboral, es decir, la empresa. Así podremos desencadenar una nueva actitud transformadora de la economía y generar un nuevo orden socio-económico, coherente con la dignidad del hombre y las exigencias de las comunidades humanas. p381