Como persona creyente, desde sus primeros mensajes como máximo responsable de la iglesia católica, siempre me he sentido muy identificado e interpelado durante sus 12 años de magisterio. A Francisco I, primer Papa sudamericano y jesuita, se le ha identificado tanto como comunista o como de liberal, pero una visión retrospectiva de su papado permite…

Como persona creyente, desde sus primeros mensajes como máximo responsable de la iglesia católica, siempre me he sentido muy identificado e interpelado durante sus 12 años de magisterio. A Francisco I, primer Papa sudamericano y jesuita, se le ha identificado tanto como comunista o como de liberal, pero una visión retrospectiva de su papado permite comprobar que ha sido el valedor de los marginados de la sociedad; los ancianos, los pobres, los emigrantes y los refugiados, sin alinearse con ninguno de los grandes líderes de la geoestrategia mundial.
Uno de sus primeros mensajes fue: “El buen pastor debe oler a oveja” en un claro mensaje para la iglesia diocesana para que abandonase su situación acomodaticia y se acercase a los menesterosos para entender y vivir de cerca sus problemas y dificultades, contribuyendo en la búsqueda de soluciones. Seguramente me sentí muy identificado, por ser lo que siempre hizo nuestro recordado sacerdote D. José María Arizmendiarrieta, muy sensible a los problemas de su comunidad parroquial y con una visión excepcional para buscar soluciones.
Durante su magisterio, se ha tenido que enfrentar a dos graves problemas que han carcomido la imagen y la credibilidad de la Iglesia Católica, la pederastia y la opacidad de las finanzas vaticanas. A ambos ha hecho frente con valentía y sin temblarle el pulso al tomar decisiones importantes, desde relevos de responsables a cambios legislativos, además de pedir perdón a las víctimas, poniéndose en su lugar. Soluciones que no siempre ha satisfecho a todos, que en ocasiones ha sido tildadas de insuficientes, o por el contrario de inoportunas, pero que han respondido a las circunstancias de cada momento y a la responsabilidad asumida.
