Nunca debemos olvidar que nuestras responsabilidades son para los que van a heredar el mundo, para las personas del futuro, nuestro compromiso no es tanto con el pasado como con el futuro.
El pasado es el manantial de vida en el que apagamos nuestra sed de humanidad y justicia y debemos respetarla y quererla, pero nuestros cántaros, llenos de esa agua que creemos pura y vivificadora, deben apagar la sed de los que no conocen aún nuestra fuente, ni el agua, ni su música y sabor. Pero tienen sed, una sed homérica.
Nosotros no podemos beber por ellos, nuestra saciedad no sacia su sed, nuestro convencimiento no les asegura su certidumbre.
¿Qué mundo les vamos a dejar? ¿Qué somos para ellos, testigos, ejemplo, maestros, policías, enemigos, criticadores?
¿Qué herencia pretendemos crear y legar?
El pasado no es posible modificarlo, aunque sí interpretarlo. Aprendamos del pasado todo aquello que conviene al futuro, todo aquello que nos sirva como ejemplo para repetir o para no caer en los mismos errores. Tal vez podamos aportar más aceptando las equivocaciones que glorificando los logros. Tal vez sea bueno integrar éxitos y fracasos en dosis similares para hacer creíble, por humano, nuestro mensaje a las generaciones futuras.
El futuro depende en gran medida de lo que ahora hagamos y lo que ahora pensemos. La guerra y la paz comienzan en la herrería (se puede hacer arados o espadas). Esta idea me viene sugerida por el mural que presidía el hall de uno de los edificios de Eskola con la forja de Hefestos. Esa imagen siempre ha significado para mí el poder que posee el trabajo técnico para modificar el mundo y transformarlo, tal como lo hizo el dios deforme en el Olimpo de los griegos.
Eskola, en sus aulas y talleres forjó un nuevo estilo de sociedad. Sin ser conscientes los jóvenes de ese momento ejercitaban su habilidad técnica, su inteligencia y su conciencia. Recibieron la mejor de las herencias: conocimiento y sentimiento.
Hoy los jóvenes acceden a los conocimientos porque el progreso de nuestra sociedad ha caminado por esa vereda increíblemente fructífera. Pero tal vez estén necesitados de sentimiento. Nuestra oferta debe ir por esa vía.
Los poderes del mundo ¿Cuánto tiempo dedican a los asuntos humanos, humanitarios o simplemente de interés de la sociedad de los desposeídos.
No esperemos mucho de ellos. El único modo que tenemos para contribuir a un mundo mejor es el activismo social. Nuestras áreas de interés prioritario pueden ser:
1. Las perversas y persistentes desigualdades sociales.
2. La atención a la niñez, a los pobres, desposeídos, ancianos, etc.
3. La educación sigue siendo un privilegio. Y no está comprometida con el progreso humano sino con la promoción individual.
4. La explotación del trabajador está utilizando nuevos métodos más sutiles pero no menos criminales
5. La democracia participativa está en la sala de espera en la globalización. ¿Dónde está el autogobierno?¿Donde la aplicación del principio de subsidiaridad tan próxima a la enseñanza social católica?
6. El hecho de la pluriculturalidad. ¿Tenemos miedo al diferente?. ¿Estamos en las estribaciones de una oportunidad histórica para ensayar nuestra universalidad?
Los adultos decimos que somos más sabios porque tenemos mayoría de edad. ¿Es determinante la medición cronológica en la vida?¿Por qué?¿Para qué?
¿Que no nos escuchen es un defecto de los jóvenes?¿Están contaminados con algún virus pernicioso que los hace inmunes a los remedios?¿Que virus?.
No echemos balones fuera, a lo mejor no hemos hecho bien nuestro trabajo.
La situación actual de la sociedad no debe ser contemplada como buena o como mala, esa es una visión excesivamente moralista. Es real y es normal, ese es el punto de partida. Ese es el eje desde el que podemos trabajar para alcanzar una situación que nos atraiga más que la actual.
Reconozcamos que el mundo ya ha seleccionado a los nuevos protagonistas y que nuestro rol no es hacer, sino aconsejar y facilitar. Somos consejeros áulicos.
Pensemos como la semilla: se descompone para dejar fluir la nueva vida. Se diluye en la tierra como ente tangible pero hay algo intangible que traslada a la naturaleza. Su energía no muere ni se destruye: se renueva en una nueva semilla y a veces en multitud de semillas que siguen alimentando a los seres y al mundo. El misterio de la vida que siendo viejo y sin vigor muere para crear una nueva vida, joven, vigorosas y floridas.
La esencia permanece desprendida de la forma. Como una oruga que reconvierte en mariposa.
Hay semillas que no dejan descendencia, son esas que quedan en el cuarto oscuro y emite sus rizomas al aire, al vacío. Son esas que prefieren la comodidad del bajo techado en vez de mancharse con la tierra y el abono a la intemperie (me imagino el diálogo de las patatas de siembra en el camarote tratando de justificar su renuncia a salir al campo: “no es tierra buena”; “son descuidados y las malas hierbas han colonizado el terreno”; “hay mucho gusano hambriento esperando nuestra carne”; “es terreno seco y pedregoso”, etc
Somos cooperadores no por interés sino por compromiso. Queremos ser solidarios y como el pájaro que trina no por que le aplaudan o le escuchen sino porque tiene un canto que cantar, expresamos nuestro mensaje porque tenemos un mensaje que cantar.
Nuestra sociedad se debate en la indefinición por la evidente falta de liderazgo social y empresarial.
Estamos emperrados en discutir las lindes de las parcelitas que pertenecen a cada “propietario” mientras el ganado no puede acceder al prado de fresca hierba que se pierde al sol de un mundo indiferente. Mientras que ruge un huracán de inhumanidad devastador a nuestro alrededor.
Lo que debe realizar no es un acto de solidaridad, sino de justicia. Tenemos un tesoro que debemos compartir con aquellos que más queremos y con aquellos a quienes más debemos: nuestros hijos.
Seamos sensibles a la crisis de coherencia que nos desbarata
A la crisis de organización que nos paraliza.
A la crisis de liderazgo que nos desorienta
Damos una sensación de despotismo ilustrado que atufa
Mesa de Revitalización Cooperativa.
Reconozco en algunos colaboradores de Arizmendiarrieta que no se sienten identificados, ni apelados por la actual situación emocional de las actuales generaciones. Más bien buscan realizar una crítica adversa de sus planteamientos. No pasar por el necesario filtro de entenderles sino de ponerles ante un espejo donde se reflejen sus fealdades.
Importan y mucho conocer las “complexiones” culturales, morales y culturales de los individuos a los que pretendemos ofrecer remedio a sus males, fortaleza a sus debilidades y entrenamiento a sus capacidades.
Importa mucho el nexo de unión que utilizamos para conectarnos a los demás. ¿Es el conocimiento suficiente? ¿Es el ejemplo?¿Es la conversación, la cooperación?
1.- Debemos descubrir un idioma común. Compartir el conocimiento
2.- Debemos trabajar la aptitud, las habilidades
3.- Debemos crear una Visión común. Para ello
conversemos sobre las actitudes. Compartir metas
4.- Debemos trabajar una Misión compartida.
Compartir ideales
Nuestra función no es tanta la de quitar las orejeras sino la de “hacer volar” a los jóvenes: hacer que eleven su perspectiva de la vida y del mundo.