¿Crisis de FAGOR vs. cooperativismo?

La crisis de FAGOR ha derivado en multitud de lecturas de la realidad, no siempre acertadas ni ajustadas. Hay una que nos parece especialmente injusta y falsa: El cierre de FAGOR sería, a decir de algunos, la consecuencia de la crisis del modelo cooperativista inspirado por el sacerdote José María Arizmendiarrieta, desde el punto de vista de los principios de la Doctrina Social de la Iglesia. Lo ocurrido sería una prueba de que la economía moderna no admite excepciones al sistema capitalista liberal.

Sin embargo, del análisis realizado desde el Secretariado Social de la Diócesis de San Sebastián, nos situamos ante un punto de vista bien distinto: ¿Lo ocurrido en FAGOR Electrodomésticos no tendrá algo que ver con el alejamiento del espíritu de Arizmendiarrieta? ¿No será, más bien, que FAGOR había derivado en una empresa de estructura cooperativista pero con un espíritu propio del asalariado? ¿Cómo es posible que se haya prolongado esa agonía durante los tres últimos años, sin que se haya acometido de forma decidida la inviabilidad de la empresa?

Existen algunos indicios para concluir que la causa de lo ocurrido no ha sido exclusivamente la crisis del mercado, sino principalmente una falta muy grave de liderazgo, que ha provocado multitud de errores en la gestión. ¿Pensaban algunos, tal vez, que el modelo cooperativista hacía menos necesaria la apuesta por un liderazgo empresarial? Parece haberse olvidado la conocida expresión que D. José María Arizmendiarrieta utilizaba, cuando llegado el caso se le presentaba una propuesta para poner en marcha un proyecto empresarial: “¿Quién tira de este carro?” En efecto, el modelo cooperativista no tiene que ver nada con una estructura acéfala, sino que requiere un liderazgo decidido. ¿Acaso no ha podido contribuir a esta crisis de liderazgo un modelo endogámico de contratación de socios, en el que los vínculos familiares y el lugar de nacimiento —y no tanto las aptitudes— han sido los factores determinantes?

Lo ocurrido con FAGOR Electrodomésticos, afortunadamente, no es representativo de la situación de la mayoría de las Cooperativas Mondragón (en torno a cien); la gran mayoría de las cuales están lideradas de forma decida y eficiente, y disfrutan de una situación saneada. No obstante, estamos ante una buena oportunidad para revisar la fidelidad con la que MONDRAGÓN encarna en la actualidad las grandes intuiciones de Arizmendiarrieta.

La repercusión mediática del caso FAGOR ha sido espectacular. Hace unos meses nadie se acordaba de la Cooperativa actualmente en crisis y hoy parece que todo el mundo tiene su “varita mágica”. Hasta la clase política profesional se hace la foto, en una reunión multitudinaria, acaso excesivamente teatral, como diciendo: ”Aquí estamos nosotros y lo vamos a solucionar”. Unos afirman que la solución ha de ser “global”, otros que según territorios; unos que las cooperativas han ser revisadas y “adaptadas” a la situación actual, otros que han de adoptar modelos liberal-capitalistas, con los recortes al uso… En definitiva, da cierto pavor que unos y otros puedan aprovechar la ocasión para arrojar maldiciones sobre el cooperativismo.

La solución tenemos que encontrarla en el propio cooperativismo, con la responsabilidad y el riesgo que ello conlleva; desde la autoridad ejercida por los que en verdad la tienen, y sin rehuir las decisiones y los actos ejecutivos, aunque ello suponga sacrificios o disgustos. Abrigamos la sospecha, quizás infundada, que cuanto más se “politice” la crisis y se dejen de lado a los órganos rectores de las cooperativas, la solución será más dificultosa y complicada.

El movimiento cooperativo inspirado por Arizmendiarrieta ha sido muy fecundo a lo largo de los años. Nos alegra profundamente la existencia de cooperativistas que siguen manteniendo incólume su espíritu; gracias al cual se mantiene en pie la gran inmensa mayoría de las empresas del Grupo.

Otra cuestión que no podemos dejar de lado, es el gran reto al que nos enfrentamos en el momento presente de educar a las nuevas generaciones en el espíritu cooperativista de Arizmendiarrieta. Somos conscientes de la dificultad que entraña el educar a los jóvenes en valores tales como: el esfuerzo, el sacrificio, el pensar en los demás, el pensar en “ganar” para que “otros” estén mejor, el repartir beneficios entre los trabajadores más desfavorecidos. Somos también conscientes de la gran labor que en este campo están haciendo las entidades educativas del Grupo. Les animamos fervientemente a seguir por ese camino. Mención especial nos merece la “Asociación de Amigos del Padre Arizmendiarrieta” cuyos esfuerzos cuasi apostólicos, son dirigidos hacia la extensión entre los jóvenes de lo que supone el “ser” cooperativista llevando a la practica la aplicación concreta de la Doctrina Social de la Iglesia.

Que el Siervo de Dios nos ayude a todos, especialmente a MONDRAGÓN.

lunes, 18 de noviembre de 2013
Bizkaiako Abadeen Foroa

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