Y maximizar el valor al accionista cual implica que cualquier aportación que realice la empresa a causas sociales constituye un uso inapropiado de fondos de la empresa, porque a corto plazo perjudica a la propia empresa.
De acuerdo con esta teoría clásica, el objetivo de la empresa es la maximización del valor para el accionista, como expresión del uso eficiente de los recursos escasos, que es la base del pensamiento económico. Las decisiones de la empresa deben estar orientadas sólo a reforzar sus competencias clave, su productividad y competitividad, dentro de la regulación legal, por supuesto.
Y la Responsabilidad Corporativa es un “postizo”, una nueva tarea exigida a la empresa, pero que le desvía de su misión.
Situación hoy: El discurso ha cambiado.
Es de general aceptación el concepto de Responsabilidad Social Corporativa, que la empresa se enfrenta a una triple contabilidad económica (eficiencia, productividad y competitividad), social (cara a sus trabajadores y cara al conjunto de la sociedad) y ambiental, y una concreción es que 40 años después de la cita anterior, todas las empresas han aceptado el discurso de la necesidad de dedicar unos fondos, de sus resultados, a objetivos sociales.
Pero poniendo esto en datos:
Entidad | Resultados 2009(M €) | Fondos dedicados a objetivos sociales (M €) | % social/resultados |
---|---|---|---|
BBK | 288,7 | 101,9 | 35,3 |
Caja Laboral (2008) | 100,5 | 39,8 | 39,6 |
B Santander | 8.943 | 126 | 1,4 |
BBVA | 5.736 | 79 | 1,4 |
Fuente: Memorias RSE
En términos numéricos:
Aún hoy, los grandes bancos, ejemplo de empresas que tienen muy claro su objetivo de maximizar, a largo plazo, la rentabilidad del accionista, “añaden sostenibilidad” vía aportaciones directas a la sociedad que, son significativas, pero desde luego son relativamente insignificantes si lo comparamos con las aportaciones de otras Entidades, como Caja Laboral, pero también las cajas de ahorros, cuyos objetivos básicos en ambos casos sí tienen un componente social.