Ligando estas reflexiones a las que realizaba D Jose María en los años 60 y 70, llama la atención la asunción, desde la práctica empresarial que podemos calificar de avanzada, de postulados que en aquel momento parecían hasta rupturistas.
Algunas de las ideas que enfatiza este artículo:
– necesidad de cambios sustanciales en el modelo productivo, pero también en evitar el
consumismo descontrolado, elemento en el que también insistía con pasión D Jose María,
– la empresa está al servicio de la sociedad, por supuesto tiene que obtener un beneficio, pero este beneficio lo define como “suficiente”, y no es el único objetivo, ya que insiste en que “la empresa debe actuar de forma sostenible y justa”,
– la gestión de la empresa debe plantearse con una perspectiva de largo plazo, controlando la presión sobre los objetivos trimestrales. Según describe, Unilever ha dejado de rendir cuentas trimestrales a los analistas en Bolsa.
– búsqueda de que las personas estén orgullosas de su trabajo porque colaboran con un propósito compartido. Reconociendo que la energía de las personas no se puede comprar sólo con el salario y los bonuses.
En general, el discurso, académico, sobre la dirección de empresas ha asumido ya enfoques hacia la sostenibilidad y la creación de valor para el conjunto de la sociedad como valores y motores en la actuación de la empresa, a los que hay que aplicar un nivel de exigencia similar al dedicado al logro del beneficio a corto, medio y largo plazo. Y que se aplican con convicción, al menos en algunas empresas avanzadas, con un objetivo muy prosaico: asegurar la supervivencia y aumentar el beneficio a largo plazo
Por supuesto son todas ideas que, con nombres no exactamente iguales, aplican las cooperativas desde su fundación. Pero el discurso de participación de los trabajadores en la propiedad, los resultados y la gestión sigue yendo un paso más adelante respecto a el discurso de sostenibilidad y cohesión que los directivos más clarividentes van aplicando en sus empresas.
Vale la pena leer este artículo del CEO de Unilever con las gafas de excepticismo respecto a la posibilidad de “cambiarlo todo para no cambiar nada” en el modelo productivo. Falta la clave de la participación de los trabajadores.