Las comunidades vecinales de barrios y pueblos han sido siempre la base de la organización de nuestra sociedad, tanto ahora como a lo largo de la historia. Para la gestión y uso de las tierras y montes se hacían reuniones o batzarres o concejos vecinales y todavía hoy se siguen haciendo en algunos pueblos y comunidades.
Amalurra, la tierra madre ha sido importante para Euskal Herria y no se podía dividir en propiedades privadas. Las tierras y bosques comunales suponían una distribución equitativa de la riqueza. Eran y siguen siendo una expresión de la democracia y la participación social para su gestión.
Los vascos a lo largo de la historia hemos tenido una cultura bastante democrática y todavía hoy lo seguimos teniendo.
En los Pirineos, tanto al Norte como al Sur, así como también al Este hasta Cataluña, durante muchos siglos los usos y costumbres fueron la base organizativa de los barrios y pueblos, y que más tarde por el S. XIII se convirtieron en fueros y leyes escritas. Los reyes y señores tenían que firmar acuerdos de que iban a respetar dichos fueros. De ahí surge el derecho pirenaico. Es una legislación surgida de abajo arriba, al contrario del derecho románico y germánico surgido desde la cúspide, desde los grandes emperadores, reyes y señores. En la actualidad en Europa rige esta legislación.