Durante estos casi dos años transcurridos en compañía de la pandemia, en numerosas ocasiones he recordado una frase que se escuchaba y leía con relativa frecuencia «La pandemia nos hará mejores» y no pocos compartíamos el comentario.
En este momento resulta imposible seguir valorando de esta forma la influencia de la pandemia en la población.
Hemos comprobado que un asunto que afecta a todos no ha sido suficiente para ponernos de acuerdo y actuar.
Nos concierne a todos y no somos capaces de abordar con un funcionamiento común; por contra, el «sálvese quien pueda» ha sido la línea de actuación de los individuos y de las naciones. Hemos sido testigos de un funcionamiento insolidario y egoísta. Los países han acumulado vacunas por encima de sus necesidades, las farmacéuticas han hecho su agosto y ha sido la OMS el organismo que ha enviado llamadas de atención.
¿No es un tema de la ONU? ¿Dónde están los países para ejercer, proponer, imponer, un funcionamiento global?
¿Quién ha permitido, ha hecho posible que durante la pandemia la brecha entre ricos y pobres haya aumentado sensiblemente? ¡¡¡También en nuestro país!!!
Con este funcionamiento no saldremos mejores; nuestras miserias quedarán expuestas, ¿nos importará? ¿Nos esconderemos bajo el ala?
