¿Somos de los nuestros, todavía? (II)

Decíamos hace pocas semanas que asistimos desde hace años, a un “reflujo empresarial”, en el sentido de que contamos con menos empresas “nuestras”, lo que conlleva a contar con menos personas a cargo del único motor de generación de riqueza que es la empresa. Y concluíamos que lo importante, ahora, es aumentar el PROTAGONISMO de nuestras personas, o sea, de nuestra sociedad en esa faceta fundamental. ¿Por qué es importante, y lo es ahora?

Es importante porque para conservar nuestra cultura, nuestras posibilidades de futuro, es preciso mantener nuestra economía. Todo desarrollo necesita su motor económico: las empresas. Ni tenemos petróleo, ni otras fuentes de ingresos que no sea nuestro trabajo en común, o sea, las empresas.

Y para que tengamos empresas “nuestras”, se necesita protagonizarlas. Y el protagonismo se demuestra con nuevos proyectos, con iniciativas novedosas que generen riqueza. Lo que equivale a hablar de compromiso, o sea, a esa especial ligazón emocional, íntima, que hace que el protagonista se vincule al devenir de ese proyecto.

Los protagonistas no pierden tiempo en excusas, ni en análisis de lo que hacen mal los demás. Lo que hacen es preocuparse de realizar acciones para cumplir sus objetivos.

Y el protagonismo es importante ahora, porque la dichosa crisis nos ha puesto contra las cuerdas. Y en los momentos de dificultad es esencial que las decisiones estén en nuestras manos. Sobre todo para la dimensión más relevante de la crisis: el PARO. La cantidad de trabajo que tenemos para todos. Es seguro que si hoy tenemos menos dificultades que otros, es porque tenemos más empresas nuestras (tenemos afortunadamente más proporción de PYMES).

En este mundo globalizado el trabajo escasea, y para mantener el máximo para nosotros, es decisivo contar con empresas, empresarios  y trabajadores, que peleen por nuestro trabajo. Especialmente por el del futuro.

Y la conclusión cae por su peso. ¿Queremos afrontar mejor el futuro? Pues no queda otra salida que responsabilizarse de nuestras empresas, protagonizarlas. Esto requiere luchar por su permanencia aquí, por su continuidad. Y para ello la implicación societaria de directivos y de los trabajadores es esencial.

Ésa es la propuesta: aumentar el protagonismo de todos en nuestras empresas, aumentar la implicación societaria de trabajadores (los directivos son trabajadores).

Lo siento. Y digo lo siento, porque estamos demasiado acostumbrados a echar balones fuera. ¡¡ A mí que me lo resuelvan ¡¡, decimos demasiadas veces. Malas noticias. En estos tiempos nadie nos va a resolver nada. O sea que tendremos que asumir las incomodidades, esfuerzos necesarios para mantener todos los puestos que podamos. Es un cambio, cierto. Un cambio frente a las actitudes del arranque de este siglo XXI.

Y todos sabemos que cambio supone esfuerzo, incertidumbre, incomodidad. Pero también sabemos que no hay mayor satisfacción vital que tener un reto y protagonizarlo.

Esta crisis la ha provocado, entre otros factores, la tendencia a engañarnos. Y seguimos teniéndola. Observo con qué alegría se siguen acometiendo proyectos poco meditados. Más propios de épocas de vacas gordas. Seguimos despilfarrando en “saraos”. ¿Se han fijado en la cantidad de actos, presentaciones, seminarios realizados con dinero público?
Decía A. EINSTEIN: “Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora: la tragedia de no querer luchar por superarla”.

Pues bien, observo que seguimos en la inercia de no querer luchar por superarla. Si decimos que vivíamos por encima de nuestras posibilidades, ¿cuándo vamos a vivir conforme a nuestras posibilidades actuales, más escasas? ¿Cuándo vamos a reducir gastos innecesarios, todos, empezando por los de los más representativos? Porque si generar trabajo es la clave, mantener los que no lo generan y además destruyen es lo opuesto a lo necesario.

Algún lector se preguntará si este enfoque puede garantizar un mejor futuro. Probablemente sí. Además, lo que es seguro, es que será más satisfactorio, porque lo habremos protagonizado.
Pero, por si no se han animado a adoptar la propuesta, les tengo guardado un dato. Tomadas las 50 empresas de más empleo de GIPUZKOA, de las que son de propiedad local, el 85% del empleo tiene esquemas de participación. Lógicamente en las demás empresas, de menor empleo, la propiedad es más local, más gipuzkoana todavía. No estarán tan presentes los esquemas de participación, pero la vivencia empresarial es mayor porque el menor tamaño lo favorece. O sea, nuestra experiencia, la gipuzkoana dice que la participación ha tenido unas consecuencias notables en sostener una mejor situación. Cuanto más nuestras mejor.

Pues eso a participar. Como dice J. RIFKIN: “participo luego existo”. Y así sí que seremos del los nuestros.

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