Protagonismo económico

Personas, regiones y naciones dependen de la economía para pervivir. Si ésta no garantiza el bienestar de los habitantes, la sociedad languidece y decae.

 Declaraciones de principios, manifestaciones de independencia, exigencias de justicia,…, por mucho que se proclamen, si no vienen acompañados de eficiencia y control de la economía se convierten en “papel mojado”.

En el dilema de progreso entre “fuerza” y “razón”, siendo ambas necesarias, la fuerza precede y hace viable la implantación de la razón y ésta, domestica y controla la fuerza. Una comunidad, consciente y responsable, no puede limitarse a reivindicar la razón y dejar de protagonizar el hecho económico.

La economía de nuestra región se sustenta en la empresa. En ella confluyen trabajo y capital con diferente protagonismo. En la estructura de sociedad anónima, el capital tiene el control absoluto de los designios empresariales.

Actualmente se están produciendo cambios en la naturaleza y expectativas de los actores de la empresa. Por una parte el capital va derivando hacia participaciones de fondos financieros: de permanencia limitada, desvinculadas del territorio, que responden a criterios de rentabilidad especulativa y a intereses ajenos a la región.

Paralelamente, la composición de los trabajadores crece en cualificación y es capaz de asumir la gestión de la empresa convirtiéndose en el principal factor de competitividad. En ellos descansa el éxito empresarial.

La estructura empresarial no ha tenido en cuenta estas transformaciones, se aleja de los intereses sociales, ha quedado desfasada y es inadecuada. El porvenir de los trabajadores no puede estar supeditado a arbitrarias decisiones del capital sin que tenga participación en la búsqueda de su pervivencia.

Se impone la revisión del sistema y la apertura hacia nuevos modelos que permitan la participación y corresponsabilidad del trabajo en el devenir de la empresa. Deben abrirse vías de cooperación, entre capital y trabajo, superando la cultura de la confrontación. El protagonismo económico en la empresa es símbolo de madurez de una comunidad.

Pero la economía de una región no reside exclusivamente en las empresas. Depende de un conjunto de estructuras que pueden funcionar, bien como elementos aislados o conformando “un sistema coherente”,de objetivos compartidos y lazos de interconexión. El protagonismo económico regional es muy distinto en ambos casos siendo muy superior si se conforma un “sistema regional”.

Las estructuras esenciales del sistema serían, además del señalado de la empresa, la estructura financiera (incluidos los fondos de pensiones), estructura universitario-investigadora y el estamento político-institucional. Todas estas estructuras pueden actuar “por libre” sin compromisos territoriales (visión centrífuga) o ser cómplices de un proyecto que busca, en su complementariedad, las claves del desarrollo económico y social (visión centrípeta).

La vocación comunitaria, exigible a todas las instituciones nacidas de afanes sociales, debe ser capaz de articular proyectos y visiones compartidas, capaces de superar la actual dispersión, para que encuentren en el desarrollo regional las claves de su propia competitividad.

Conformar el “sistema económico” de una región, que responda a las necesidades de la comunidad, es tarea inaplazable. No se trata solo de fortalecer instituciones aisladas sino que éstas respondan a una vocación compartida, contando con “vínculos” de relación y complicidad.

Ante la creciente invasión del capital foráneo, sin vinculación territorial, se debe articular el sistema económico endógeno que movilice las mejores energías y asuma el control y la responsabilidad de garantizar el bienestar social.

Estamos ante un panorama que requiere transformaciones estructurales inaplazables. Pensar que hemos salido de la recesión y esperar a que mejore la situación es una actitud irresponsable. Las transformaciones estructurales son necesarias y posibles y Euskadi tiene excelentes condiciones para abordar dichos cambios.

La voluntad comunitaria compartida y la cooperación son las herramientas del cambio.

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